Lo que la sociedad contemporánea necesita es integrar la mayor parte de lo que hasta ahora ha sido excluido, ignorado o despreciado. Utilizando la terminología hegeliana podemos decir que el Modernismo formuló una tesis que pretendía ser verdadera. Esa fue la fase afirmativa, que que, sin embargo, era sólo parcial. En consecuencia surgió una antítesis, la que se denomina Postmodernismo. Esta es la fase negativa, que se ha revelado también incompleta. Ahora nos vemos obligados a buscar una síntesis de las (...) dos fases anteriores, la verdad en un nivel superior. (shrink)

Ya quedan pocos representantes de la generación que hizo el concilio Vaticano II y podemos aventurar que para casi todos los que tienen menos de cincuenta años -incluidos los estudiantes de Teología- se trata de un hecho histórico tan perteneciente al pasado como el Concilio de Trento. Por poner un solo ejemplo, ellos consideran normalísimo celebrar la eucaristía en su propia lengua y no saben que se lo deben al Concilio Vaticano II.